En nuestra tintotería en el barrio de Salamanca insistimos a nuestros clientes en la necesidad de mantener una rutina de limpieza adecuada del colchón y de las almohadas. Una cuestión de higiene y, por extensión, de salud.
Lo primero que tenemos que tener presente es que, si queremos mantener el colchón limpio el máximo tiempo posible, hay que utilizar una cubierta protectora fácil de poner, quitar y, como no, de lavar. Sobre todo si se padecen alergias, esta ha de ser impermeable e hipoalergénica. Estas fundas se suelen cerrar con cremallera por lo que el colchón queda totalmente protegido, tanto la parte superior como los laterales. Esta cubierta protectora ha de lavarse en las instalaciones de Goldrys al menos una vez al mes.
Limpiar el colchón periódicamente es clave independientemente de que sea de muelles o materiales más modernos como espuma o látex. En cuanto a la frecuencia, la mayoría de los expertos recomiendan hacerlo como mínimo dos veces al año. En caso de alergias severas, asma o demás problemas respiratorios, lo mejor es limpiarlo en profundidad al final de cada estación, es decir, cuatro veces al año.
Con todos los textiles retirados, habrá que ir aspirando el colchón con especial atención a los bordes, las hendiduras y las costuras. Se trata de eliminar tanto el polvo como los ácaros. Date cuenta de que son unos insectos diminutos y casi invisibles que se alimentan de las células muertas que se desprenden de la piel de las personas. Y, como te puedes imaginar teniendo en cuenta el número de horas que pasamos en la cama al cabo de nuestra vida, el colchón es uno de sus refugios favoritos.